El
vídeo titulado “El Virus de la Actitud”
relata
una serie de comportamientos negativos por parte de algunos miembros de una
organización que afectan directamente su desempeño, así como a las actividades
generales de la empresa, por lo tanto, también sus metas. En el transcurso de
los veinte minutos de duración, se describen siete actitudes negativas, de las
que a algunas, posteriormente, se presentan propuestas de solución.
El
primer caso llamado “El Alterado” muestra como una persona se torna agresiva por el
hecho de no poder realizar bien su trabajo, intentando persuadir su culpa y pasarla
a los demás o a sus herramientas de trabajo. El segundo de nombre “La Perfeccionista” describe a aquellas personas cuya
personalidad minuciosa hace sentir menos a sus subordinados
diciendo que su trabajo no es lo suficientemente bueno sin antes haberlo
revisado, lo que genera una severa desconfianza en lo afectados.
Posteriormente
se muestra al “Resistente”, que es aquel que muestra temor por probar métodos
frescos por el hecho de no creerse capaz de realizar tan bien su trabajo como
con el método de su conocimiento y con el que ha laborado por tantos años
atrás.
La
respuesta “Ese no es mi trabajo” de algunos empleados cuando se les asigna una labor
que, según ellos, no se encuentra dentro de su área de desempeño, es el tema
del cuarto caso. Este tipo de personas no aspiran a un desarrollo profesional y
opacan el ambiente laboral con esas respuestas tan poco comprometidas.
Después
se presenta al “Esparcidor de rumores” que es, básicamente, un “chismoso”, como
se les llama coloquialmente. Esparcir información exagerando los
hechos reales, o peor aún, hacerlo sin fundamento genera incertidumbre entre los
involucrados, y por lo tanto, distracción de la labor principal asignada.
El
personal “No comprometido” (sexto caso) es aquel que no se encuentra
con la disposición ni la motivación de querer alcanzar un desempeño óptimo,
para así lograr tanto metas individuales como colectivas.
Por último, alguien “Pesimista” es quien no es
capaz de ver ni una pizca de posibilidad de resultados positivos.
En el vídeo
se sugieren una serie de paso para identificar y erradicar de a poco esas actitudes que sin duda
contaminan el trabajo. Lo
inicial es reconocer que se tiene un problema de actitud y hacerse responsable del mismo. Para ello, a
veces es necesario recibir ayuda de algún compañero que te haga darte cuenta del
problema, o que algún superior te haga entender que esa negatividad afectan
directamente a la empresa. También es importante reconocer las causas ocultas que sean
el origen del problema,
es decir, el trasfondo de una actitud agresiva, poco comprometida, etc. Los altos mandos de la
organización, al hallar un problema de actitud, deberán hacer entrar en conciencia al
empleado de como como sus metas personales son totalmente compatibles con las de la empresa, con eso se
logra compromiso. El
primer paso hacia la corrección, es cambiar el comportamiento negativo por uno positivo para buscar nuevos
resultados, también positivos. Una práctica constante de ello junto con el
reconocimiento por parte de tus compañeros de trabajo, generarán que las nuevas
actitudes sean permanente y constantes